La Agencia Territorial de Acceso a la Justicia, creada por la exprocuradora Alejandra Gils Carbó, cuenta con un programa de protección a las víctimas en los barrios vulnerables.
En el corazón de los barrios populares de todo el país se pueden encontrar atajos a la justicia. Las Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia, conocidas como ATAJOS, tienen el objetivo de acercar el Ministerio Público Fiscal a los sectores más postergados de la sociedad para garantizar una participación más igualitaria en el sistema judicial. Desde 2019, se implementó en la CABA los dispositivos de “ATAJO Protegen”, una herramienta para que las mujeres de los barrios populares que estén atravesando situaciones de violencia de género puedan acceder a un espacio cercano de toma de denuncia eficaz, compuesto por un equipo interdisciplinario de trabajadores sociales, psicólogos y abogados.
Este noviembre, “Protegen” cumple cuatro años en funcionamiento, período en el cual recibió 143 denuncias que condujeron a medidas de protección inmediata para las mujeres y a la posterior investigación judicial. Implementado por la Dirección General de Acceso a la Justicia del Ministerio Público Fiscal, el dispositivo es producto de un acuerdo institucional entre la Procuración General de la Nación y la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que busca descentralizar el trabajo de la justicia.
“La creación de Protegen fue parte de un proceso inevitable y natural que se dio en el involucramiento con el territorio”, dijo Pamela Lodola, coordinadora territorial del programa. Como abogada, Lodola comenzó su trabajo en el Atajo del Barrio Richiardelli -ex villa 1-11-14- del Bajo Flores, en 2015. Cuatro años después, en el mismo lugar, tomó las primeras denuncias de Protegen. Lodola explicó que “se decidió empezar la prueba piloto en el Bajo Flores, donde había un equipo interdisciplinario preparado y dos oficinas para trabajar, pero con la pandemia, Julián observó que era vital que todos los equipos, no solo el nuestro, estuvieran formados en género para poder tomar las denuncias telefónicamente”.
Julián es Julián Axat, titular de la Dirección General de Acceso a la Justicia de la Procuración General. En 2014 renunció a su cargo como defensor público del fuero juvenil, en la provincia de Buenos Aires e ingresó al Ministerio Público nacional. “La idea era crear un área transversal dentro del Ministerio Público que trabajara con la receptividad de conflictos desde los territorios, ya que históricamente el consumo de los conflictos fue a través del sistema policial. Con este programa se crearon por primera vez, bocas de entrada de recepción de conflictos desde dispositivos propios en los territorios”, explicó Axat.
Con una primera experiencia piloto en la Villa 21-24, seguida por su expansión hacia el resto de los barrios de la Ciudad de Buenos Aires y luego hacia varias ciudades del país, la primera fase del programa se lanzó en mayo del 2014, por decisión de la entonces procuradora, Alejandra Gils Carbó. Lo que comenzó como un programa, se convirtió en una Dirección General del Ministerio Público que, según su director “hoy en día, tiene dispositivos en siete provincias y en las ciudades más grandes del país. Hay un Atajo en prácticamente todos los barrios donde hay un mayor indicador de población en situación de vulnerabilidad”.
En CABA son ocho los Atajos para acceder a la justicia, ubicados en Constitución, Once, Bajo Flores, Ciudad Oculta, Lugano, Barracas y Retiro. A estos se les suman los Puntos Móviles que recorren la ciudad. En cada Atajo las mujeres pueden acercarse a realizar una denuncia por violencia de género y recibir asesoramiento sin tener que recorrer largas distancias desde sus casas, incurrir en gastos de traslado y dedicar horas de su vida en trámites burocráticos. Axat amplió: “Nos dimos cuenta de que necesitamos construir una herramienta más fina y eficaz que la que teníamos, con la cual solo podíamos derivar. De ahí surge Protegen”.
Frente a las situaciones de riesgo Lodola advirtió sobre la importancia de la rapidez y la cercanía: “La OVD recibe un caudal de gente muy alto y las mujeres del barrio te cuentan que pueden llegar a estar entre 8 a 18 horas esperando para que les tomen una denuncia y días dedicados a tareas burocráticas. Sin contar que para siquiera llegar a la Oficina hay que tener plata en la SUBE. En los Atajos, la madre puede levantarse, dejar en el colegio a los chicos y pasar por la oficina que queda dentro de su mismo circuito en el barrio. Ese día y en una o dos horas el equipo toma la denuncia y la mujer se va a su casa con la denuncia sorteada, conociendo el juzgado que le corresponde y las medidas de protección que le van a otorgar al día siguiente”.
A fines del 2018 comienza el proceso de construcción del protocolo específico para poder tomar las denuncias en el lugar, para esto desde la Dirección contaron con el asesoramiento de la OVD y de efectores internacionales especialistas en violencia de género, como María Pilar Martín Nájera. “Esto fue un salto muy importante para la propia OVD también, que pudo descentralizar su trabajo y descongestionarse de cosas que desde los atajos se podían resolver. Con esta articulación nació el programa que nos permite hoy, después de cuatro años, tener mayor eficacia en la recepción, en la contención y en la obtención de medidas en menor tiempo posible y con acompañamiento procesal posterior”, dijo Axat.
De Atajo Protegen las mujeres del barrio se enteran por el “boca en boca”. La coordinadora territorial del programa señaló que: “son las vecinas las que hablan y se cuentan que hay un espacio seguro en el que te toman las denuncias, donde te van a explicar cómo es todo, donde no te van a obligar a denunciar nada que no quieras”.
El trabajo de Protegen es posible gracias a un sistema de articulación comunitaria, impulsado también por el Ministerio: RE.TE.GER. La Red Territorial en Género es un proyecto de formación de referentas y referentes barriales para la difusión de los derechos humanos de las mujeres y personas LGBTI y la problematización y prevención de la violencia machista. “Nosotros lo llamamos la Red de Tejer -dijo Axat- porque teje relaciones de redes para mujeres víctimas de violencia. La idea es que las referentas comunitarias no dependan necesariamente de nuestra institución y de nuestros operadores, sino que sean ellas mismas las que puedan crear espacios y grupos de pertenencia. Así además nos ayudan mucho con la divulgación, porque colaboran con la circulación del programa, para que, quien necesite, pueda tomar contacto con nosotros”.
“Nosotros empezamos a trabajar con Protegen en noviembre de 2019 y en marzo de 2020 ya teníamos la pandemia encima”, recordó Lodola. Durante la pandemia las estadísticas mostraron la intensificación y recrudecimiento de la violencia contra las mujeres y niñas, al estar imposibilitados para salir, las situaciones de conflictos interpersonales en los hogares en muchos casos se agravaron y los hostigamientos se recrudecieron. “En ese momento nos vimos obligados a repensar esta dinámica y la forma de toma de denuncias. Los equipos interdisciplinarios trabajaron para poder digitalizar los procesos y poder hacer funcionar a Protegen de manera virtual”. La toma de denuncias telefónicas durante la pandemia fue una forma de acceso a la que varias mujeres pudieron acceder. La digitalización y la despapelización de los procesos es algo que desde los Atajos destacan ya que resolvió varios “obstáculos burocráticos”.
A cuarenta años del retorno de la democracia, Julian Axat reflexionó sobre el aporte a la vida democrática por parte de proyectos como Atajo. “Yo creo que todas las oficinas del sistema judicial que se dedican a atender a personas en situación de vulnerabilidad profundizan la democracia. El Atajo es una herramienta que ayuda a las personas que tienen las necesidades legales insatisfechas y por supuesto que eso mejora la democracia. A 40 años de esta vida democrática creo que se necesitan más de este tipo de dispositivos, la gente lo reclama. La gente descree cada vez más y se desilusiona con la justicia cuando la tiene lejos. La justicia de cercanía, que hace el esfuerzo de descentralizar al máximo su propia burocracia y prestar su servicio tan esencial, hace un trabajo que es absolutamente democrático”.
Lodola dijo que el aporte democrático de los Atajos Protegen es informar a la población sobre sus derechos. “Tenemos la Ley de Protección Integral a la Mujer, la Ley de Identidad de Género, la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley Micaela. En la Facultad de Derecho se enseña que la ley se presume conocida, pero eso es una falacia, nadie la conoce, ni yo conozco todas las leyes que hay en Argentina y me dedico a esto. Me parece fundamental que la justicia esté cerca para que la gente que tiene menos posibilidades para acceder a este tipo de información, conozca sus derechos”.
Según Lodola, una de las cosas más importantes que se logró desde Atajos fue la posibilidad de traducir el lenguaje jurídico a uno más llano. “Los abogados y las abogadas muchas veces hablamos para nosotros mismos, por eso en cada uno de los Atajos tenemos compañeras y compañeros que viven y conocen el barrio y pueden traducir a los vecinos el lenguaje jurídico. Así se le puede dar información mucho más amable que cambia drásticamente la mirada ante un problema”.
Axat advirtió que estos son “los primeros pasos” de Protegen. “Nosotros lo que esperamos es que de acá a cuatro años más el programa crezca, que podamos llegar a otros barrios. Lo que buscamos es descentralizar al máximo los dispositivos y llevarlos a los territorios. Ese trabajo es un proceso constante y solo posible gracias al esfuerzo y compromiso que dedican los equipos todos los días”.
Informe: Lucía Bernstein Alfonsín.