¿Cuál fue el primer momento en nuestras vidas en el que experimentamos la música? Muchos dirán que la respuesta a esta pregunta depende de cada individuo, es decir que para cada cual será en un momento diferente. Por el contrario, el primer contacto con la experiencia sonoro-musical es conocido y compartido por todos nosotros, y este momento se da durante la vida intrauterina. En esa instancia, nos familiarizamos con determinados patrones musicales, experimentamos en el vientre a través del cuerpo materno el ritmo cardíaco, el flujo sanguíneo, la respiración, las inflexiones en la voz materna percibidas como un susurro, entre otros. El cordón umbilical en el feto cumple la función de oído. A la vez, este se encuentra influenciado por los estímulos provenientes desde el líquido amniótico que lo envuelve. Desde allí percibe voces, sonidos cotidianos, vive el ambiente que frecuenta su madre, sonidos culturales, vibraciones maternas producto de sus movimientos desplegados y ante ellos, éste acompañará y deberá adaptarse. De esta forma, comienza a distinguir el mundo externo del interno. Incluso, se irá familiarizando con determinados patrones musicales que lo acompañarán a lo largo de su vida tras su nacimiento.
Al mismo tiempo, el feto desarrolla sus propias características, distintas a las de la madre, estados de tensión y relajación, movimientos, etc.
La historia córporo-sonoro-musical del niño/a, se irá conformando por las experiencias sonoras musicales presentes que le haga vivenciar su madre pero también, hay otras que son heredadas de forma inconsciente, transmitidas de generación en generación en una sociedad determinada, siendo propias de la tradición cultural en la que se encuentra inmersa la madre. Por ejemplo, en la cultura occidental las canciones infantiles, en su mayoría, se basan en las escalas pentatónicas, y esto le permitirá al niño/a reconocer las canciones que su madre le canta.
Desde la musicoterapia se puede abordar el desarrollo del vínculo mamá-bebé desde la etapa intrauterina, al ayudar a la primera a descubrir o encontrarse con su propia historia córporo-sonoro-musical logrando de este modo una mejor conexión con el niño/a que está gestando. Éste percibe de forma directa el estado emocional que la música genera en su madre. Una manera de propiciar esta experiencia musical durante el embarazo consiste en poner auriculares o parlantes sobre su abdomen para que el gestante pueda sentir la música, esto lo ayudará a que una vez nacido/a pueda asociar melodías con estados intrauterinos, generando beneficios que repercutirán en la atención o en el reconocimiento de voces, favoreciendo una mayor percepción.
La experiencia de pasar por un proceso musicoterapéutico, además, trae beneficios para la mujer embarazada, ya que generará la disminución de estados ansiosos, logrará un mayor autocontrol con respecto al dolor, se reducirá el estrés perinatal, entre muchos otros.